Como buena madre primeriza, Antonia no entiende nada de lo que le está pasando a su cuerpo aunque todo el mundo insiste en decirle que todo es "normal". Es que el embarazo es un festival de síntomas, en el que todo se hincha menos el ego.
¿Quién dijo que todo en el embarazo eran unicornios y arco iris? Nauseas matutinas, malas noches, hígado encebollado y remolacha al desayuno. Concesiones de una mujer embarazada.
Antonia no está preparada para asumir su panza que está en el intermedio entre "panza de gordita" y panza de embarazada.
Ya quisiera Nicolas Cage tener el 3% de la volatilidad emocional que las hormonas del embarazo le han dado a Antonia.