Un domingo cualquiera a las tres de la mañana, después de una rumba de varios días, Cata, una hermosa joven de unos veinte años de edad, llega por su carro a un parqueadero subterráneo. Sin embargo, Cata no tiene dinero suficiente para pagar la factura. Virgilio, el solitario celador del lugar le niega la salida. En medio del desacuerdo, la joven y el viejo establecen una conexión. Luego, con el pretexto de que el carro tiene un ruido inusual, Cata convence a Virgilio de dar una vuelta por el parqueadero. Mientras conduce, Virgilio no logra escuchar ningún ruido, pero Cata se aprovecha de su sordera parcial para convencerlo de que no se detenga. La vuelta se convierte en un singular paseo en que la pareja recorre sin afanes el parqueadero como si se tratara de las avenidas de una gran ciudad. Los kilómetros pasan mientras la noche se va desvaneciendo.
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